Vida diaria y pan de cada día

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Vida diaria y pan de cada día

 

¿Qué es para mí la Eucaristía? Cuando pensaba sobre la respuesta a esta pregunta, me vinieron a la cabeza dos cosas que básicamente son: mi vida diaria y mi pan de cada día.

Ambas en el buen sentido porque simplemente está insertada en mi vida, en cómo vivo, en la completa naturalidad que es para mí ir cada domingo a la iglesia, al templo. A veces consigo ir en días normales, pero, por otra parte, es se hizo tan común para mí que dejé de ver su extraordinalidad. Dejé de pensar en el gran regalo que es tener la posibilidad de aprovechar la Eucaristía. Dos veces en la vida conseguí tener de nuevo conciencia de esto. La primera vez fue antes de la universidad, cuando fui a Holanda justo después de graduarme. Tuve que ganar dinero para estos estudios. Fueron tres meses y medio de trabajo en el campo entre bulbos de flores y, para mí, el momento más esperado de la semana era precisamente el domingo, cuando tras una hora de camino en bicicleta iba a la iglesia para participar de la misa en polaco. Luego me reía de que quizás de veras nunca antes había prestado tanta atención a lo que dice el sacerdote, no captaba cada todas las palabras del sermón como en ese preciso momento. Esto fue algo que me mantenía en línea, que me permitía perseverar y que me mostraba verdaderamente la fuerza de la Eucaristía, la fuerte influencia directa que tiene sobre mí, como para que consiguiera montar una hora en bicicleta para simplemente escuchar la misa en polaco, para aprovecharla al máximo, para sentir que sigo teniendo ese vínculo con Dios, a pesar de que el resto de las circunstancias allí no fuera favorable. La gente también era diferente para mí, para una joven preuniversitaria. Fue para mí una realidad muy difícil. La Eucaristía, entonces, me permitía perseverar. El segundo momento fue el tiempo de pandemia. Entonces, se nos propuso a mí y a mi marido grabar un testimonio en Jueves Santo y, de hecho, ahora que pienso en ello, fue muy duro, precisamente porque yo por aquel entonces me di realmente cuenta de lo mucho que me faltaba la misa, sobre todo en este momento en que no se podía ir a la iglesia y participar en la misa. Tenemos también dos niños pequeños, por lo que mi marido todavía podía ir; yo un poco menos, y esta conciencia me vino con tanta fuerza que antes para nada tenía esta conciencia y, de nuevo, la había perdido en algún lugar: cuánto había aprovechado esta Eucaristía, cuánto poder me daba Jesús a través de ella, de poder estar físicamente en la iglesia, de poder recibir físicamente la comunión. Y, a pesar de que durante la pandemia intentábamos dar sentido a esos minutos en los que veíamos la misa, y preparábamos todo, nos vestíamos como si fuésemos a ir a la iglesia… fue doblemente difícil. Fue entonces cuando realmente sentí con fuerza que es de otra manera, que vivimos en una realidad diferente y que no se sabe cuándo se acabará todo. En ese momento, fue una experiencia difícil, pero también bella para mí, pues extraje de esta eucaristía mucho más de lo que fui consciente cada día en cualquier otro lugar. Fue muy útil para mí, especialmente junto a mis hijos pequeños, que a menudo saltan entre nuestras piernas en la iglesia, hacen cosas extrañas que no les gustan a otras personas ni a nosotros, porque de alguna manera nos molestan para concentrarnos en misa, para vivirla; pero en este momento, viendo estos momentos de consciencia, me alegro mucho de que podamos vivir de nuevo en este tiempo en que tenemos la iglesia a 5 minutos, en que puedo ir a misa sin problema y tengo el sentimiento de que quiero aprovecharla al máximo ahora. Pues de nuevo está ante nosotros esta perspectiva de que no se sabe si en breves se volverá a cerrar. Han sucedido diferentes cosas últimamente en Polonia, varios ataques a la Iglesia, ataques físicos, por lo que para mí fue muy, muy doloroso, así que especialmente valoro en este momento esta posibilidad de tener la iglesia cerca, de que podamos aprovecharla y de que en cada momento pueda ir a misa. Puedo sacar provecho de este momento de unidad con Cristo. Así es como veo precisamente este momento para mí al vivir la Eucaristía, así la entiendo, así es como está insertada en mi vida cotidiana como madre, mujer, persona que tiene un negocio. Nosotros simplemente tenemos una vida muy normal y tengo la sensación de que la Eucaristía está precisamente insertada en ella.

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