„Teme a Dios”
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„Teme a Dios”
Artur Wolski, presidente de la Fundación „Alas de Gloria”, uno de los iniciadores del „Rosario de Hombres”
Estamos a comienzos de marzo de 2018. Un encuentro de Hombres de San Juan Pablo II en la parroquia de San Juan Pablo II en el barrio Bemowo en Varsovia. El líder del grupo es Jan Sienicki. Durante el encuentro cuento acerca de lo que hace la Fundación „Alas de Gloria”, de lo que se ocupan. Es por la tarde, domingo, todos están ya cansados, quieren irse a casa, con la familia, pero todavía me viene un pensamiento para hablar sobre cierto concepto, que tuve en relación con los hombres y el santo Rosario. Entonces conté lo importante que es que los hombres rezaran en su círculo, en su círculo de padres, por su familia. Dije que veo devoción compensante en el Inmaculado Corazón de María, que se realiza en el espacio público, precisamente por hombres y padres. Jan Sienicki, el entonces líder de la comunidad Hombres de San Juan Pablo II, abordó ese tema.
Me llamo Artur Wolski. Desde hace unos años soy presidente de la Fundación „Alas de Gloria”. La misión de la Fundación es proteger a las familias a través del compromiso, inspiración y motivación de los padres para comprometerse con valor y responsabilidad en la realización de su tarea: en el apoyo y crecimiento de todos los miembros de la familia.
Después de algunos años de búsqueda, de qué manera conducir a ello, llegué al convencimiento de que el primer paso fundamental es la conversión de los hombres: creo profundamente en ello y los hombres comparten esta fe, con los cuales colaboro en el „Rosario para hombres”. Cuando se convierte el padre, se convierte toda la familia.
Por eso también Jan Sienicki, con toda la comunidad de Hombres de San Juan Pablo II, abrazó este tema. Llevamos a cabo, en marzo de 2018, algunas llamadas telefónicas, pero sobre todo hablamos con el p. Dominik Chmielewski. El p. Dominik bendijo y aceptó el cuidado espiritual de esta empresa del „Rosario de Hombres”. Así comenzamos la preparación para el primer sábado de abril. El 7 de abril en la vigilia del Domingo de la Divina Misericordia, en la Octava de Pascua, comenzamos el „Rosario para Hombres”, en el santuario de la Madre de La Divina Gracia, en Varsovia. Entonces allí, a nuestra llamada, acudieron cerca de doscientos hombres. No esperábamos tanto, nos parecía que vendrían veinte, quizás treinta. Y vinieron casi doscientos. Los muros del santuario temblaban con nuestro canto. Fue un momento irrepetible en el que sentimos que precisamente se trataba de una comunidad, una oración aunada de muchos hombres en corazón y alma. Este es el camino que aceptamos y que proponemos a otros hombres en Polonia y en el mundo.
Hoy, „el Rosario de Hombres” tiene lugar en más de cincuenta ciudades en todo el mundo. No sólo en Polonia, no sólo en Europa, sino que, entre ellos, está Wino, Kamieniec, Podolski, Kijów, Manchester, Londres, Chicago. Sé que están trabajando en el comienzo del „Rosario de Hombres” en el primer sábado en Budapest. En Polonia tiene lugar el „Rosario de Hombres” en Gdańsk, Szczecinie, Cracovia, Rzeszów, Lublin, Przemyśl, Łódź, Piotrków Trybunalski, Bełchatów, Siedlce, y muchas otras ciudades, que no soy capaz de nombrar en este momento. Sin embargo, lo que es más esencial es el hecho de que cada primer sábado de mes hombres de diferentes comunidades y organizaciones en la Iglesia Católica, pero también no afiliados, se encuentran para el santo Rosario, y para honrar el Inmaculado Corazón de María, y esto es lo que nos une absolutamente. Nuestra Señora de Fátima presentó en su mensaje reglas claras y simples, que deben conducirnos a cambiar los destinos del mundo, los destinos de nuestras familias, de nuestros matrimonios, para salvar nuestras familias, nuestro país, para salvar este mundo. Son unas simples reglas, que causan plenamente que se derramen en nosotros enormes gracias.
Recordaré sólo de qué se trata. Nuestra Señora dijo en Fátima lo que hemos de hacer. Tenemos que compensar, en cada primer sábado de mes, mediante: el acercamiento a la comunión, al sacramento de la reconciliación, el rezo de una parte del santo Rosario, la realización de 15 minutos de meditación sobre los misterios del Santo Rosario. Intentamos realizar esto en Varsovia desde hace más de 3 años. Se han unido a nosotros hombres de muchas comunidades y organizaciones en Polonia, Varsovia y el mundo. Entre nosotros hay Hombres de San Juan Pablo II, Hombres de San José, Soldados de Cristo, Legionarios de María, hay personas que participan en los Pelotones del Rosario, en la Guardia Nacional, es una Iglesia Doméstica, hay tantas comunidades, que no soy capaz de nombrarlas en este momento; pero, gracias a que nos unimos cada primer sábado, vemos los grandes frutos de este cambio.
Lo que es esencial es precisamente la construcción de esta unidad. Unidad en la Iglesia católica, tan desgarrada y dividida, y en los tiempos actuales de confusión, se necesita mucho la unidad y la entrada al Arca, la cual, según las palabras del p. Dominik Chmielewski, es la Madre de Dios. Entones, el Rosario, la compensación, la adoración al Santísimo Sacramento.
Cada primer sábado de mes, cientos (podría decirse incluso que miles) de hombres recorren las calles de las ciudades polacas con un único objetivo: adorar y pedir las gracias necesarias para arrepentirse. A ello hemos sido llamados por el ángel en Fátima, que por tres veces clamó: „Penitencia, penitencia, penitencia”. Si pensamos tanto en lo que ocurre en este momento en el mundo y tenemos alguna posibilidad de revertir esta „tendencia”, entonces seguramente tarde o temprano llegaremos al convencimiento de que sólo nos queda un camino: la penitencia y la compensación.
A pesar de que rezamos unidos en este espíritu, espíritu de penitencia, esto no les gusta a muchas personas. Pues ¿qué significa que las decenas o los cientos de hombres van por la calle con los rosarios en la mano y rezan en voz alta dando testimonio de su fe? Estamos expuestos al odio, muy a menudo experimentamos malicia, desprecio y podría decirse „palabras de odio”. Se nos dice que nos metamos en nuestras casas, en habitáculos, etc. Puede que esto fuera bueno hace 2000 años, cuando la gente era generalmente creyente, casi todos. Hoy vivimos en un mundo impío, en un mundo que ha negado a Dios y que combate la fe cristiana con todos los medios posibles. Somos testigos de esto cada día, cada vez más a menudo también en Polonia, cuando se profanan nuestros santos símbolos religiosos, nuestros santos cuadros, nuestras santas imágenes; cuando aminoran las iglesias y la verdad sobre nuestra historia, cultura, nuestros antepasados, aquello que consiguieron los católicos, los cristianos, que Polonia fue por primera vez bautizada y más tarde se convirtió en nación. Nos olvidamos de esto y, al mismo tiempo, todo como si se conspirara en estos tiempos, en estos años, meses, para destruir lo que es polaco, lo que es de Cristo, de María, católico, y por eso decidimos que hay que compensar públicamente, en las calles de las ciudades, porque públicamente se han llevado a cabo profanaciones y sacrilegios.
Luchamos intentando unir en la medida de nuestras posibilidades a muchos sacerdotes, por eso, por ejemplo, en Varsovia para cada mes comprometemos a un sacerdote. Nuestros sacerdotes necesitan también apoyo y nuestro testimonio, nuestra oración, nuestra penitencia, nuestra renuncia… tenemos que fortalecerlos. Si faltaran sacerdotes, no habrá sacramentos, tenemos que recordar eso como hombres, porque como hombres, padres y maridos, somos en nuestra casa también sacerdotes.
Por eso animo a todos los que sienten en el corazón que es una buena idea, una buena iniciativa, una buena influencia, a que los hombres se unan a la oración cada primer sábado compensando al Inmaculado Corazón de María. Animo a que cada uno en su ciudad compruebe si puede organizar esta devoción, si puede comprometer a una comunidad de hombres en su ciudad, en su entorno.
Nuestro objetivo es unir y aunar. Hay muchos frutos en lo que hacemos. Nuestra oración hace que muchas personas se conozcan dentro de las ciudades, regiones; resulta que entorno a sí tenemos mucha gente que piensa semejante, que quieren abrazar una acción concreta, una actividad concreta, la oración, pero no muchos saben cómo hacerlo. Gracias a que existe el „Rosario de Hombres”, está la posibilidad de unirse en una obra conjunta: la salvación del mundo (no temo y no dudo en usar esta palabra), tal y como dijo Nuestra Señora en Fátima: cumplid las condiciones y el mundo se salvará.
Tenemos una herramienta sencilla, una receta simple, no nos queda más que comenzar esta obra juntos, especialmente aquí en Polonia, pues la Madre de Dios no mencionó en sus apariciones a nadie más de la misma manera que a los polacos. Al padre Juliusz Mancinell, en Nápoles, en 1608, en la vigilia de la Asunción de Nuestra Señora al Cielo, se le apareció la Madre de Dios y le preguntó: ¿Por qué no me llamas Reina de Polonia? Yo he querido especialmente a este reino, porque con gran amor se encienden por mí sus hijos, grandes cosas les aguardo”.
Queremos ser fieles de nuestra Reina y no hay ni la más mínima duda de ello. Seremos generosamente recompensados, aunque no se trata aquí de premios, sino de unirse a la obra de la salvación del mundo. Quizás sean palabras mayores, pero así lo veo. Otro fruto de la realización del „Rosario de Hombres” es, por ejemplo, la creación de la rosa de rosarios.
Recuerdo cómo un colega de Gdańsk contaba cuando se implantaba el programa „Zdrovve Love”: en esa ciudad muchos padres comenzaron a rezar el rosario como parte de las rosas del rosario por las escuelas. Allí, donde había escuelas por las que rezaban los padres, no entró el programa „Zdrovve Love”; allí donde no, entró este programa. Por eso es una protección tan grande y potente el Rosario, sobre esto habla una incontable multitud de santos, también santos y beatos polacos. El cardenal Hlond, el cardenal Wyszyński, san Juan Pablo II, san Maximiliano María Kolbe, el padre Stanisław Papczyński y muchos otros. Invito a que se abrace la oración del rosario en todas partes en que estemos. Esta es una llamada para Polonia y los polacos de estos tiempos.
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