Somos distintos, pero igual de importantes.
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Somos distintos, pero igual de importantes.
– Somos diferentes, pero igual de importantes ¿Pero siempre? Bueno… sobre esto intentaremos hablar en un momento. Sin embargo, antes, quiero presentaros a mi invitado de hoy. Escuchad, el lugar en el que hoy me encuentro, este bello barrio, es el lugar de la casa de la comunidad „Canto Nuevo”, de la cual mi invitado de hoy es su pastor desde hace 25 años. Este pastor es redentorista, el p. Jacek Dubel. Es una persona con muchos talentos, y aquí me sirvo de mis notas para presentároslo en condiciones. Durante los muchos años de su servicio, que cumplió también en Toruń, hoy sirve en Cracovia, fundó la Escuela de Nueva Evangelización de la diócesis de Toruń; aparte de eso, es un propagador de la idea de los misioneros laicos, que, tras muchos años, ha resultado en el hecho de que hoy tengamos tantos misioneros laicos, que abiertamente actúan y ayudan. Y pienso que lo que para nosotros hoy es lo más esencial es que el padre Jacek desde hace muchos años está vinculado con los pobres y también dirige la Semana para los Pobres. Escuchad, una persona con muchos talentos y una misión, sin duda ésa es el padre Jacek Dubel, quien hoy será mi invitado. ¡Os invito a verlo!
Presentándole, padre, dije que de manera especial es usted un padre ligado a los pobres. ¿Desde hace cuánto?
– Verdaderamente desde el mismo comienzo de mi sacerdocio. Los primeros 5 años trabajé en Wrocław, allí me comprometí con la obra de ayuda a los sintecho en la Asociación del Hermano Albert, durante un cierto tiempo fui incluso vicepresidente del departamento de Wrocław de esa asociación y miembro de su junta principal. Iba a los albergues, primero en la calle Lotnicza, en esas barracas, y más tarde cerca de Wrocław, ya en la nueva casa, dirigía retiros, predicaba sermones, hablaba con la gente; visitaba a esos sintecho también en los vertederos, en las subestaciones de calefacción, en las cuales también vivían.
– Hoy a menudo, cuando hablamos entre conocidos o con nuestros jóvenes, no sólo con jóvenes de nuestras comunidades, por supuesto, sino en general, miramos a esta gente sintecho, y a menudo hablamos también sobre ellos como gente al margen de la sociedad, que son diferentes, que no merecen un respeto normal, decimos: „vete”, „no tengo”, „déjame” cuando se acercan pidiendo algo en la calle. Y podría decirse que son en cierta manera „otros”, „diferentes” de nosotros. Entonces, ¿por qué a pesar de esta diversidad deberíamos ser tan importantes?
– En primer lugar, hay que subrayar con fuerza que tenemos unos estereotipos de pensamiento sobre la gente sintecho. La mayoría de las veces pensamos que el que no tengan casa está causado por su alcoholismo o por algunos errores en su vida. Pero yo me he encontrado con gente que eran aviadores en el escuadrón 303 de Inglaterra, quienes simplemente fueron olvidados aquí por las autoridades, no recibieron ninguna pensión, simplemente llegaron al borde de la pobreza sin ninguna culpa. Me he encontrado a mucha gente que tenían incluso títulos de profesores; por diversas razones, familiares, a veces alguna crisis económica, se hizo que se convirtieran en gente sintecho; pero pienso que lo más importante es ver siempre allí a una persona, en todos, incluso en el que parece ser el más privado de dignidad, que parece ser el más, como decimos, „marginado”, apartado, a veces maloliente. Porque allí hay una persona concreta, una persona que vive, por la cual Jesús dio su vida, lo adquirió a precio de su Santísima Sangre y él es tan importante cuanto que Jesús murió en la cruz porque él es una persona.
– Esta ha sido la respuesta del padre Jacek sobre este tema. ¿Y cuál es vuestra opinión? ¿Deberíamos ser tan importantes a pesar de que seamos tan diferentes?
– Cada uno, independientemente de su diversidad, es una persona creada por Dios, con la misma cantidad de amor. Cada persona merece ser respetada y ser importante por el hecho de ser un hijo de Dios.
– Pienso que, a pesar de la diversidad, cada uno debe ser igual de importante, porque todos somos la obra más perfecta de Dios, sus hijos amados. Cada persona fue creada a su imagen y semejanza y pienso que cada uno tiene algo bello que ofrecer al prójimo.
– Gracias por esta respuesta. Aquí el padre también ha dicho que, para primero mirar a la persona, en todo esto hay una persona concreta que tiene un nombre concreto, un apellido concreto, que también tiene una historia concreta tras de sí, experiencia, una mochila de experiencias. ¿Es ésta la diferencia entre una persona y un concepto? Pues a menudo nos centramos en esta idea, en esta vida, en esta fisicidad, en lo que vemos en el exterior, y perdemos la personalidad…
– Yo hoy tengo una dificultad de cierto tipo al ver cuáles son las opiniones de la gente, porque verdaderamente no conseguimos llegar a lo que es la verdad sobre una persona, qué ideas tiene (antes de sí mismo); a veces las expresa de tal manera que parece que tiene que pensar como los demás para no encontrarse precisamente „al margen” de las opiniones de la gente. A menudo son ideas momentáneas, impuestas, resultado de alguna moda o tendencia. La persona hoy a menudo está muy perdida con lo que piensa y con quién es realmente. Pienso que esto exige de cada uno de nosotros una reflexión profunda, qué pienso verdaderamente sobre otra persona, sobre el mundo; qué surge de quien soy, pues mis ideas deberían dar como resultado quién soy yo de verdad, interiormente, cómo soy formado, qué jerarquía de valores tengo, qué normas he aceptado en mi vida y, entonces, debo tener una idea concreta, que dé eso como resultado. Y si hay ideas que resulten de una moda, pues, por ejemplo en TikTok está de moda, y si alguien quiere estar a la moda y se expresa de la misma manera, en absoluto eso significa que ése sea su punto de vista.
– que él es así realmente.
– que él es así realmente. Me gustaría que fuésemos (así se dice hoy de modo bello) „coherentes”, transparentes, es decir, tal y como decía Jesús: „que vuestro sí sea sí y vuestro no sea no; todo lo demás viene del diablo”. Lo que digo es expresión de lo que pienso y también lo que hago es expresión de lo que digo y pienso.
– Lo que soy. ¿Y qué diferencias veis vosotros entre la persona y la idea que presentamos cara al exterior?
– La persona es el don más grande y nadie puede decidir sobre su vida. Pienso que las ideas nunca serán algo apartado de la persona, cada persona debe tener su propia estructura moral, sus ideas. Hoy a la gente a menudo las ideas le ocultan la mirada al mundo, son importantes pero no deben cegarnos. Deben ser nuestro indicador.
– La idea es nuestra opinión sobre un tema, basada en nuestras vivencias, experiencias. Y una persona es un ser vivo, pienso que no se puede comparar una idea con una persona. La persona merece respeto, independientemente de qué ideas tiene.
– Continuando con lo que el padre decía para ser uno mismo, a menudo miramos de este modo, esta cantidad de seguidores, la cantidad de corazones en TikTok, en Instagram, o en todas esas redes sociales en las que hoy especialmente perseguimos…
– Popularidad.
– Popularidad y aceptación para no ser alienados. Tengo la impresión de que hoy, cuando alguien entre los conocidos dice: „no tengo Facebook” o „no tengo Instagram”, lo miramos con un… „eh… ¿pero cómo? ¿Como puedes vivir?”
– ¿Y mejor estar en TikTok, verdad?
– Y grabar lo que graban todos. Ahí está el tema. Ser uno mismo y ser sincero es difícil en el mundo de hoy. ¿Por qué es difícil?
– ¿Por qué es difícil ser uno mismo? Porque hay que tener cierto valor para ser uno mismo. No pueden asustarnos las opiniones de los demás, pues lo más importante es quién soy, y no lo que otros piensan de mí. Pero a menudo hoy es así que mucha gente tiene algún complejo de falta de valores, afectividad, estima… y por eso también a todo precio quieren aparecer así para que otros los quieran, los acepten, les den esos pájaros, esos… les den… ¿cómo se llama?
– Likes, corazoncitos.
– Esos likes, corazoncitos… pues les parece que cuantos más consiguen, serán más valorados por ello. Pero no es así.
– Bueno, y permanecerá durante un tiempo en la conciencia el que soy importante, pero eso pasará.
– „A rey muerto, rey puesto”, aquello que hoy está de moda, en un rato deja de estarlo y de repente sucede que nos quedamos con las manos vacías. Si tenemos el sentimiento del propio valor y no conseguimos de modo valiente articularlo, aquello que pensamos, que sentimos, en cierto momento puede ocurrir que nosotros mismos nos odiamos, sentimos asco por uno mismo.
– O no podremos saber quiénes somos y eso será muy difícil. ¿Y cuál en vuestra opinión es el problema de ser sincero? ¿O para vosotros es fácil?
– Por desgracia no es fácil. En el mundo de hoy la mayoría va detrás de las modas e intenta agradar a los demás. A menudo también entre los de la misma edad intentamos dar a entender a alguien quién no somos, quizás porque tememos que alguien no nos quiera. Para remediarlo, hay que aceptarse y amarse. No es importante lo que piensan otros de nosotros, lo más importante es qué piensa Dios de nosotros.
-Ser hoy sincero con uno mismo no es fácil para mí. Pienso que muchas personas temen mostrar su „verdadero rostro” porque tienen miedo de que se rían, de no ser aceptados, de ser incomprendidos.
– Ahora, si el padre pudiera dar a nuestros oyentes, a todos los que nos ven, algún consejo sobre qué hacer para ser sincero, para ser veraz, y para ser uno mismo.
– En primer lugar, me gustaría decir que la sinceridad no puede estar separada de la responsabilidad, del amor, pues se puede ser sincero y matar con las palabras, sincero y lastimar y dañar. La sinceridad no es como una „verdad desnuda”, sólo que debe estar basada en el hecho de que asumo la responsabilidad de decir algo a alguien con veracidad, pero de tal manera que no le lastime. Soy sincero, pero eso significa „soy aquel que verdaderamente ama”. Sólo entonces, cuando verdaderamente amo, puedo hablar con alguien sinceramente, incluso en lo difícil. Por tanto, pienso que tenemos que recordar siempre unir la sinceridad con el amor y la responsabilidad. No hay verdad sin amor. La verdad sin amor puede ser hiriente, puede matar. Por tanto, esta es la primera regla general por la que debemos siempre guiarnos. Pensando en la sinceridad, creo que hay que tener también en cuenta que la sinceridad esté unida con la verdad, con el amor, para que dé frutos de amor, de verdad, pero también de responsabilidad con la otra persona. Sobre todo de amor, de ese respeto por la otra persona. Puede ser una persona sincera y herir, decir palabras que simplemente matan. Y cuando son el resultado de mi preocupación por el otro, de que lo quiero y porque lo quiero, descubro la palabra apropiada, el tiempo y el lugar apropiado para hablar con él incluso de cosas difíciles, pero sí, sin que le hieran, sin que le maten. Hoy a veces decimos que tenemos que ser también asertivos, pero a veces el asertividad la confundimos con insolencia. Ser asertivos, es decir, la capacidad de decir „sí” y de decir „no”, rechazar o aceptar actividades concretas, decisiones, de manera consciente no puede caracterizarse con la soberbia, la arrogancia, como decía, eso es simplemente insolencia que nada tiene que ver con la asertividad.
– Pues eso no ha de causarme satisfacción, sólo influir positivamente en la otra persona.
– Eso, exacto. Y este es el segundo consejo. Sobre todo pienso que nos irá bien en lo que decimos y hacemos cuando somos honestos con nosotros mismos, cuando no queremos ser otros para aquellos para los que estamos, cuando queramos ser auténticos en todo momento, entonces es cuando soy alguien y es cuando soy yo mismo.
– Me acaba de venir a la mente la enseñanza de un camaleón, un camaleón cristiano: elijo un color y una máscara para adaptarme al entorno, a la persona, pero no es la que para mí sería la verdadera.
– Sí, incluso podríamos hablar de ciertos „juegos”. Jugamos con la gente a ciertas cosas, incluso a menudo inconscientemente, y suele ser que de esta manera manipulamos a la gente.
– Y nos volvemos diferentes en vez de unirnos entre nosotros.
– Sí, nosotros hemos de ser diferentes, pero con la diversidad de dones, carismas, habilidades, y esto es una riqueza preciosa, una gran riqueza. Yo siempre he estado en contra de un uniformalismo, en contra de una unificación de todo. Sí, hemos de ser, también la iglesia, muy diferentes. Tenemos que alegrarnos de nuestra diversidad y esto ha de ser nuestro orgullo. Pero tenemos que ser uno en la diversidad.
– Y uno en Cristo.
– ¡Amén!
– ¡Amén! Gracias, padre, por esta conversación. Y a vosotros, nos vemos en un mes. ¡Adiós! ¡Hasta luego!
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