Lugar de sanación y perdón

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Lugar de sanación y perdón

 

– ¡Bienvenidos!

– ¡Hola a todos!

– Aquí estamos Kornelia y Jakub Gołaszewski. Somos un matrimonio joven, desde el 15 de agosto de este año, y queríamos contaros qué es para nosotros la Eucaristía, cuánto significa para nosotros. Para nosotros es, sobre todo, un lugar de sanación, donde juntos nos encontramos para rezar, donde el Señor Jesús nos cura. Ante todo sanación, sí, pero también perdón, pues precisamente en la Eucaristía, precisamente en la iglesia, aprendimos a perdonar: mutuamente, personalmente, a las personas que pueden habernos herido en algún lugar… y precisamente esto sucedió en el altar, durante la Eucaristía, el Señor Jesús vino con fuerza y nos curó también repetidamente, nuestra alma, y nos dio esta alma nueva. Pero esto antes no era así, ya que yo, en mi pasado, era una persona que, desgraciadamente, luchaba, por así decirlo, contra la Iglesia, los sacerdotes; odiaba este lugar, pero en cierto momento de mi vida vino el Señor Jesús y sanó todo esto, mostró lo que realmente sucede en la Eucaristía: que el Señor Jesús precisamente se da a sí mismo en el altar.

– Sí… por mi parte… en casa siempre era así: íbamos a la Eucaristía dominical y mis padres cuidaban intensamente de que estuviéramos el domingo en la iglesia. Sólo que no conocía todavía a Jesús; tenía, por supuesto, algo así como que, estando en la iglesia, iba incluso a comulgar para que estuviera en paz, para que luego mi madre no me dijera en la comida que no estaba en comunión. Por lo que participaba en ella completamente inconsciente e, incluso, acogía al Señor Jesús en mi corazón no sólo sin estar preparada, sino que no lo merecía, bueno, merecer lo merecemos todos… sólo que… ¿Cómo decirlo? Que…

– No estaba preparada para ello.

– Bueno y… si alguien tomara al Señor Jesús y no…

– Sacrilegio

– Exacto, eso me pasaba. Y alguna vez no tenía ese problema, pero sí, como Jakub ha dicho, él tras la experiencia personal con el Señor Jesús, y yo también, tras la experiencia de Él en el corazón y en su vida y tras el cambio de su vida, bueno, yo vivía la Eucaristía de un modo totalmente distinto, veo y siento cómo Él se parte en el altar por nosotros; siento cómo Él actúa a través de la palabra que se dice, que se lee, que se canta. Y siento cómo Él me cambia y, ahora, nos cambia.

– Sí, porque varias veces sucedía que, como novios o como comprometidos, incluso como matrimonio, muchas veces veníamos enfadados antes de misa, ante la Eucaristía.

– Suena ese “varias veces” como si discutiéramos constantemente 😉

– Pero llegábamos tan auténticos ante ese altar, precisamente con esas emociones…

– Sí, entrábamos a la iglesia enfadados y ofendidos el uno con el otro.

– Con esas emociones, y no otras, nos presentábamos auténticos ante el Señor Jesús, pero nunca sucedió que, tras la Eucaristía, saliéramos siguiendo enfadados… Tras la oración del “Padre Nuestro” o tras el signo de la paz, o a veces incluso tras comulgar al final de la Eucaristía, nos perdonábamos y salíamos completamente diferentes de la Iglesia.

– Y para mí, como mujer, más de una vez era difícil, pues en algún momento estaba enfadado con mi prometido, ahora ya marido. Jakub se preocupaba mucho por que, durante la Eucaristía, siempre en la oración del “Padre Nuestro”, nos tomáramos de la mano. Y para mí más de una vez esta mano estaba rígida y me decía a mí misma: “no te la doy”, pero él la toma, y entonces hay tanta paz y siento que no sólo Jakub me toma de la mano, siento que allí también está Jesucristo.

– Y ahora para nosotros la Eucaristía es todavía más bonita, pues la vivimos tres personas, ya que en breves esperamos el fruto de nuestro matrimonio…

– Sí, el Señor Jesús nos ha bendecido rápido.

– Y precisamente la Eucaristía ahora la vivimos verdaderamente tres, ya que en el vientre de mi mujer ya está nuestro hijo: Wiktor Józef.

– Sí, y es increíble, hoy es el domingo de la Sagrada Familia y nosotros verdaderamente por primera vez, como familia, hemos vivido la misa de la Sagrada Familia. Para mí, personalmente, ya como madre, fue muy excepcional y cuando escuchaba las lecturas de hoy, o cuando escuchaba la palabra dicha a nosotros por un padre jesuita, que decía que esta palabra se cumplía, justamente se cumple en nosotros cuando creemos. La Eucaristía es, como también quería decir, un encuentro con la Palabra. Pues verdaderamente experimentamos la Sagrada Escritura y lo que hay en esta Sagrada Escritura. Nunca leía la palabra de Dios, y estando en la Eucaristía me di cuenta de lo valiosa que es y todos los “consejos” que aporta a la vida. La homilía, que también se dice, aunque no siempre, pero también depende, es un encuentro precioso con la palabra. Y durante la Eucaristía, cuando verdaderamente creemos y cuando realmente sabemos lo que ocurre ahí… ese encuentro con la palabra trae luego muchos frutos ¿verdad? Allí se dan muchos frutos.

– Sí… para resumir, es sobre todo un lugar de curación y encuentro con el Señor Jesús.

– Sí… ¡Un saludo a todos! Y deseamos que también para vosotros la Eucaristía se convierta en un lugar de encuentro, en un lugar de curación, perdón, pero también de conocimiento de Jesucristo, para que cada uno de vosotros acoja a Jesús, que se parte para nosotros en el altar; y para andar junto a Él, pues, como decía hoy el sacerdote, “no mola”, pero se tendrá la fuerza para soportarlo todo y no habrá soledad…

– Amén!

– Amén!

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