La Santa Comunión
Ver el video
Puedes encontrar los subtítulos en tu idioma en la barra de reproducción de YouTube.
Leer
La SantaComunión
D: ¿Y la Comunión? ¿Qué me aporta?
T: El día de la primera comunión puede recibirse todo lo que se pide. Te hablaré sobre mi Comunión. San Pablo dijo una vez unas bellas palabras sobre la comunión: “ya no soy yo quien vive, sino Jesús el que vive en mí”. Hasta el momento de la comunión mi deseo de recibir al Buen Dios crecía. Durante la Comunión repetía a menudo estas palabras: “¡Oh, Jesús! Dulzura indescriptible, convierte para mí en amargura todas las comodidades de la tierra”. Esta oración sin esfuerzo y sin objeción salía de mi boca. Tenía la impresión de que la repetía no por propia voluntad, sino como un niño que se sirve de palabras sugeridas por alguien querido. Esta experiencia fortalecerá tu amistad con Jesús.
D: ¿De esta manera le mostraré mi entrega?
T: Sí. Dios es muy poco amado en el mundo. Incluso por las personas dedicadas a Él, por eso son tan necesario estos buenos gestos.
D: ¿La confesión antes de la Comunión también es importante?
T: Cada vez que pedimos perdón, Dios nos acoge con amor. Olvida nuestras faltas y ya nunca se acuerda de ellas. Cuando Le pedimos perdón, Él nos ama aún más. Dios, sobre todo, espera de nosotros amor. El amor puede hacernos agradables a Dios y ese amor es el único bien.
D: ¿Y qué pasa si no hay de ese amor en mí? ¿Puede encontrarse de nuevo de alguna manera, o, no sé, despertarse?
T: Basta simplemente con la obediencia. Intenta ser como un pequeño niño. Si la oscuridad de la noche asusta a un pequeño niño, si se queja de que no ve a Aquel que le lleva en brazos, que cierre los ojos, que realice voluntariamente el sacrificio que Jesús espera, y después, intente dormir. Cuando persevere con tranquilidad, la noche no lo asustará, pues no la verá y pronto la calma, e incluso la alegría, habitará en su corazón. Recibimos de Dios tanto como esperamos. Yo también soy muy pequeña. No puedo hacer nada por mí misma. Hacer el bien a la gente, fortalecerlos en el amor de Dios, finalmente formarlos según los puntos de vista personales y los pensamientos propios… desde lejos parece color de rosa. Desde cerca, sin embargo, es completamente diferente y no se presenta tan colorido, y sientes que hacer el bien sin la ayuda de Dios es también una cosa tan imposible como hacer que el sol luzca de noche.
This post is also available in:
polski (Polaco)
English (Inglés)