SOURCE AND SUMMIT #1 – Presbiterio

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SOURCE AND SUMMIT #1 – Presbiterio

 

El espacio del presbiterio es muy importante. En nuestra capilla del seminario se ven muy claramente tres lugares importantes, que de seguro también están en cada una de nuestras iglesias. Vemos que, durante la misa, el sacerdote se mueve por estos tres lugares.

El primer lugar más importante en la iglesia es el altar. Es el lugar del sacrificio de Jesucristo, es el lugar para Cristo y sólo para Cristo. Rodeamos el altar con particular reverencia; ved que el sacerdote besa este lugar, inciensa este lugar, por eso es importante que en el altar no se pongan flores, pues es lugar para Cristo y no es lugar para flores, las cuales pueden estar a los pies del altar. Vemos esto incluso durante las celebraciones papales, donde muy claramente se ve que el lugar de las flores es a los pies del altar, del ambón, y no sobre el altar o en el mismo ambón. El altar es muy importante y es el lugar más valioso en cada una de las iglesias y rodeamos este altar con respeto. El segundo lugar importante es el ambón, que es el lugar de la Palabra de Dios. Aquí no se nos permite hablar como en la calle. Sabéis que el ambón es símbolo de la tumba vacía, es una invitación para nosotros, sacerdotes, a que predicamos a Jesús vivo entre nosotros, para que desde allí, desde este lugar fluyan palabras de esperanza, palabras que dan alegría, indicaciones de vida, para que esta palabra nos ayude. El ambón debe ser también rodeado de reverencia y respeto. Y su ornamentación debe ser de alguna manera alrededor del ambón. Es bueno si, en este espacio, cuando estemos en Pascua, en algún lugar cerca del ambón se encuentra el Cirio Pascual, ya que es símbolo de Jesús Resucitado y vivo. Tenemos que hablar sobre Cristo vivo. En este lugar se lee la Palabra, la carta de Dios para nosotros. Éste es el lugar para los libros de la Palabra de Dios y, fijaos que el sacerdote besa estos libros del Evangelio. Si la liturgia la dirige el obispo, él da la bendición con el Evangeliario, esta fuerza de la Palabra que fluye del Evangelio y de este lugar de la proclamación de la Palabra. Invito a que realmente no se hagan discursos “mundanos”. No es precisamente el lugar. Si alguien laico, alguna persona, sea quien sea, políticos, gente de espacios públicos, funcionarios del gobierno, etc. quieren hablar a los creyentes, está bien, pero no desde el ambón, pues deben ser conscientes de que no es su lugar, sino que es lugar para Dios. Se puede hablar desde otro lugar al lado, establecer algún lugar que sirva para ese tipo de discurso. Finalmente, el tercer lugar es el lugar de la sede. En nuestro caso, en esta capilla, este lugar se encuentra tras el altar. A veces puede estar a un lado del altar. Es un lugar para establecer relación, contacto. Mirad, la liturgia posconciliar es una liturgia donde el sacerdote ya no está de espaldas a la gente, sino de cara a la gente, donde el pastor mira a sus ovejas y no tiene miedo de sus ovejas, desde donde habla a sus ovejas. Bien, si esta sede es precisamente el lugar para establecer contacto, relación, es un lugar para dar unas u otras instrucciones que sirvan a nuestra celebración. Desde la sede se pueden predicar también sermones, homilías, hacer anuncios pastorales… Desde este lugar de la sede también el sacerdote nos puede dar la bendición final. También es un lugar importante y, por eso, también cuidamos de estos tres lugares en el presbiterio: el altar, el ambón y la sede. Si en el espacio del presbiterio se encuentra el Santísimo Sacramento en el sagrario, reverenciamos a Cristo en el sagrario mediante una genuflexión, pero, durante la misa, toda nuestra atención se concentra en torno al altar, en torno a la mesa de la palabra, en torno a la sede, pues entendemos estos signos, estos símbolos, los respetamos y, verdaderamente, rodeamos de reverencia estos lugares que para nosotros, los creyentes, son lugares importantes, incluso puede decirse lugares santos.

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