Amor sin miedo, ¿es posible?
Ver el video
Puedes encontrar los subtítulos en tu idioma en la barra de reproducción de YouTube.
Leer
Amor sin miedo, ¿es posible?
– Amor sin miedo, ¿es posible? Esta pregunta nos acompaña de seguro a muchos de nosotros. Y a esta pregunta he pedido hoy que me respondan Iza y Adrian. Son matrimonio desde hace 10 años, 16 años juntos, por lo que de seguro han tenido mucho miedo y temor en su relación. Iza, como ella misma define, es „madre polaca a tiempo completo”, y Adrian se encarga de proyectos, le gusta el submarinismo y el tenis, y en especial, como él dice, la familia. Creo que será una conversación llena de emociones geniales y buenos contenidos. Os invito al capítulo de hoy.
– ¡Hola! Tal y como decía, mis invitados de hoy son Adrian e Iza. La primera pregunta, que les dirijo a ellos, pero a la vez a vosotros, es: ¿Se puede amar o entrar en una relación sin sentir temor o miedo? Y a esta pregunta, ya en este capítulo por última vez, responderán los jóvenes de Tuchów.
– ¿Es posible amar y no sentir miedo? Me parece que no. Me parece que si amamos verdaderamente a alguien, si nos preocupamos de esa persona, si queremos que todo lo que tenga, sea lo mejor, entonces el miedo es un sentimiento natural, es como un miedo positivo, un miedo que lleva amor en sí, y todo lo que lleva amor en sí es bueno.
– Pienso que es difícil entrar en una nueva relación, una más seria, sin miedo, porque tememos perder a la otra persona.
– Creo que no, porque este miedo es una parte indispensable para construir nuevas relaciones, conocer a alguien, acostumbrarse a alguien, lo que conlleva un riesgo de lesión y una especie de reacción natural al hecho de que este extraño pueda convertirse en alguien menos extraño, más cercano y, al mismo tiempo, tal vez esa confianza se pierda y eso se pueda lastimar. Así que probablemente sea una parte natural de la construcción de relaciones, especialmente las nuevas, pero si está mal o no, depende de ese miedo en particular.
– Muchas gracias. Bueno, ¿Cuál es vuestra opinión, cuáles es vuestra respuesta a esta pregunta?
– Tal y como hemos hablado, pienso que sobre todo sería necesario pensar sobre qué tipo de relación tenemos, pues puede haber diferentes. Nosotros, como matrimonio, podemos principalmente pensar en aquella de hombre-mujer, una relación de amor, pero también hay otras relaciones. La pregunta es si en ellas también puede surgir el miedo. Puede ser la relación hijo-padres, puede ser la del trabajo, de amistad… hijo-padres ya lo he dicho, pero del lado padre-hijo también surgen miedos diferentes. Pienso que sería difícil decir que hay alguna relación sin miedo.
– Comenzaré por esa pregunta sobre si se puede entrar en una relación sin miedo. Y decididamente sí, se puede entrar en una relación sin miedo. Si nos quedáramos aquí, podríamos decir que sí, se puede. Sólo que ahora viene la pregunta: ¿qué tipo de relación es esa? Podemos seguir desarrollando esa pregunta: ¿qué relación es esa? ¿Es nuestra primera relación? Cuando somos jóvenes y estamos locamente enamorados de esa otra persona, entonces entramos en esa relación, allí no hay miedo alguno, ahí sólo hay embelesamiento.
– Gafas con cristales rosas
– Exacto, unas gafas rosas.
– Fascinación
– Fascinación, allí no hay nada parecido al miedo. El miedo puede surgir después: hay diferentes tipos de miedo. Entonces, ahora, si quisiéramos tocar ese tema acerca de qué puede ser el miedo, pues hablamos aquí sobre el miedo. Podemos temer, por ejemplo, aquello que en esa relación se nos queda grande, por alguna razón, como que seamos quizás demasiado débiles para esa relación o que no cumplimos las expectativas de nuestro compañero. Hay muchos de esos miedos y ahora habría que limitarlo en cuál será el miedo y en qué relación habrá ese miedo, y cuál será la relación, pues tal como decía, si es una relación cuando somos jóvenes, locamente enamorados, con esos cristales rosas…
– No hemos experimentado ninguna herida antes.
– No hemos experimentado ninguna herida antes, bueno, esto sería genial, y este miedo, no surgirá de golpe. El miedo surge justo cuando esta relación comienza ya a trabajarse, cuando ya es un poco larga, pues desde el principio no lo hay.
– Cuando se vuelve más seria. Podemos tocar un poco esa palabra, si se puede amar, es decir, que esta relación no es ya para nosotros una de muchas, solo si hablamos de amor, esta relación tendrá para nosotros un mayor significado, y entonces podremos decir que este miedo y cualquier temor puede aparecer en esta relación. Así lo entendería en este momento.
– Sí, eso es natural, porque cuanto más conocemos a la otra persona, por una parte nos es más fácil hablar con ella, compartir con ella diversas cosas, pero por otra parte sabemos qué es lo que le pone nerviosa, conocemos su pasado, a veces tememos que no acepte algo de nosotros. También depende de cuánto nos conozcamos; si no nos conocemos demasiado bien, entonces esos miedos que surjan serán difíciles de combatir si no nos conocemos.
– Gracias por decir eso, pues también hay una palabra para cada uno de vosotros que nos veis, y que todavía no habéis visto ningún otro capítulo: „conocerse, aceptarse y amarse”, es decir, cómo se ve, es uno de los fundamentos que puede ayudarnos a entender la conversación de hoy. Os remito pues a ese capítulo si no lo habéis visto. Lo que me ha venido a la mente después de lo que habéis dicho, esa responsabilidad por la otra persona puede causar que comencemos a sentirnos responsables, a sentir esa importancia de que esa persona se convierte en importante para mí, entonces surgirá algún tipo de miedo.
– Con toda seguridad, porque si existe esa responsabilidad, tiene que existir ese miedo por la otra persona, por así decirlo, de tal manera que se exige que este miedo exista, porque en el momento en que hay ese miedo, eso significa que nos importa mucho algún elemento de esa relación. Supongamos que, en el rompecabezas que es una relación, mi mujer es un elemento y yo también lo soy. Entonces yo no tengo miedo por ella, tengo miedo por la relación, pero no tengo miedo sólo por la relación como relación, tengo miedo por mi mujer. ¿Pero en qué contexto se puede tener miedo? Aquí podemos volver a estos tipos de miedo y aquí hablaría con gusto de nuestro testimonio, pues nosotros, ya con 10 años de matrimonio (en este año ya cumplimos 10). Si se trata de la misma relación, ese miedo no lo sentimos cada día, no pensamos en este miedo por la misma relación, sino que ese miedo se trata completamente de otra cosa, es miedo por otra persona o por la familia, pues ya tenemos familia, tenemos nuestros hijos. Pues en nuestra relación no hay ya miedo, si se trata de la misma relación, hay miedo por la persona, por aquello que será en el futuro, por el futuro; hay miedo por la salud, por ejemplo, por el bienestar, etc.; por si seremos felices el uno con el otro hasta la vejez, etc. Muchas de esas cosas, sin embargo todo depende del nivel de relación, de cuántos años la gente lleva junta, pues parecerá un miedo completamente distinto al que hablábamos al principio o al de nuestro ejemplo.
– En el matrimonio. Resumiendo esta primera parte de la conversación. Este miedo, este temor, irá cambiando junto con el nivel de la relación al que pasemos. Tal y como la mayoría de las personas que nos ven, somos gente joven: estudios, instituto, y al principio de una relación, y aquí hablamos con un matrimonio que ya tiene 10 de duración y ya ha cambiado por completo, y sospecho que si tuvierais que describir cada año, los miedos y temores también cambiarían, también hay que tener eso en consideración. Merece la pena pasar a la siguiente pregunta, pues ya nos hemos dicho que se puede entrar en una relación y no sentir miedo, pero perseverar y amar en una relación ya no es posible. Por tanto, la segunda pregunta es: ¿Por qué en el amor o en las relaciones no se puede eludir ese miedo y por qué sucede? Y primero esta pregunta, como es tradición, la dirijo a vosotros.
– ¿Debería el miedo ser un motivo para romper un vínculo o una relación? No. No debería ser así, no creo que esa sea una solución. A menudo hacemos esto porque tenemos miedo a la apertura, tenemos miedo a la confianza, tenemos miedo de lastimar a otra persona, y en este punto rompemos relaciones, rompemos lazos, y esto no es bueno para nosotros ni para la otra persona. No debe ser que terminemos algo que es importante para nosotros por miedo. En tal situación, la mejor solución es hablar y superar este miedo, que ciertamente no es fácil, pero seguramente tendrá mejores resultados que romper la relación.
– Creo que el miedo no debe ser la razón para romper la relación con la otra persona, porque a veces nuestro miedo es solo nuestro, simplemente inventado por nosotros – pensamos algo, y de hecho después de la conversación resulta que realmente no hay nada de lo que tener miedo.
– Me parece que en tal caso, cuando este miedo evoca más emociones y sentimientos negativos, tal vez sea en realidad una buena señal de alarma: ¿tengo miedo de ese alguien, o temo por mí mismo, por mi salud? Esto puede ser una razón para terminar algo, pero en una relación tan sana, este miedo será, o podrá ser, el hecho de que confío cada vez más en alguien y este miedo disminuye. Y luego me parece que es natural y el miedo inicial no es motivo para borrar a alguien de tu vida de inmediato y cancelar por completo esta relación.
– Muchas gracias. Ahora de nuevo vuelvo a vosotros. ¿Por qué no podemos eludir esto y por qué la falta de este miedo debería producir en nosotros el sentimiento de que algo no va bien?
– Miedo
– Sí
– Aquí también, pienso, comenzando con una primera asociación, tengo dos palabras: “amor” y “miedo”, lo que me viene a la cabeza son las palabras de la Sagrada Escritura, de san Juan: “En el amor verdadero no hay miedo, porque el amor verdadero elimina el miedo”. Se asocia con un castigo, pero si es verdadero amor, entonces el verdadero amor elimina el miedo. Aquí habría que hablar sobre madurez, si verdaderamente nos amamos, pero no conseguimos amar idealmente, entonces solo podemos llegar hasta un determinado momento, en el que acabemos con ciertos miedos, desaparezcan ciertos miedos, pero seguirá habiendo algunos miedos en nosotros. No se puede evitar, porque nuestro amor no es ideal, podemos ser casi santos, podemos ser geniales, pero seguiremos viviendo en la tierra, encontrándonos con lo inesperado: accidentes, peligro, enfermedades, cualquier cosa, y verdaderamente habría que tener, no sé, un amor tan grande, tan ideal, para aceptar a otra persona sin ninguna objeción. Nosotros, a pesar de que estamos el uno con el otro desde hace mucho, hay a veces, como en todo matrimonio, roces: pero es ideal que nos perdonamos cada mala palabra en seguida; alguien dirá algo y yo diré: “bien, me dijiste algo malo, pero yo no me enfado en absoluto”, y le dura tres días. Es un poco de risa-broma. Tenemos miedo también de lastimar. Vivimos en la tierra, vivimos entre nosotros, hay muchas relaciones del tiempo del colegio, relaciones de padres e hijos y relaciones de mí con los de mi edad. Experimentamos muchas heridas, muchas situaciones desagradables, pero la persona tiene esta naturaleza de no descubrirse de inmediato; haced conmigo lo que queráis, yo os perdono, soy generoso y no temo a nada. Cuando alguien nos lastima, automáticamente nos escondemos, nos ocultamos, tenemos miedo de que otra persona pueda herirnos de nuevo. Y entrando en esta relación, tenemos en la memoria estas cosas del pasado, de que alguien de algún modo nos hizo daño, que alguien no nos aceptó y de que nos sentimos mal; a menudo tenemos un sentimiento de baja autoestima. Cuando tenemos baja autoestima, lo que decías, se repite el tema, si uno no se acepta a sí mismo, no va a ser capaz de estar en una relación sin ningún miedo. Y al contrario, si no me acepto, viviré constantemente en miedo y estrés de que algo no sea como debería ser, pues eso no se puede evitar.
– Y esto durará todo el tiempo. ¿Y si tuvierais que relacionarla con esa relación, también como padres, en relación con Kuba y Werka?
– Entonces, esta relación es así, es decir, el nivel de miedo es así, pues hay unos momentos en que va bien y no tenemos apenas miedo de nada, si se trata de cómo es nuestra vida con los niños, pero hay algunos momentos en que verdaderamente comenzamos como padres a pensar si, por ejemplo, no cometemos algunos errores en la educación de los hijos. Ya que este programa es para jóvenes, puede que lo vea algún padre. Merece la pena preguntarse si yo, como padre/madre, pienso que lo que he hecho en la vida ante mi hijo, si todo ha estado lleno única y exclusivamente de amor, o puede que no hubiera solo amor sino también otras cosas. Estoy absolutamente seguro de que la respuesta será que no siempre es única y exclusivamente amor. Y así es también con nosotros y, entonces, cuando no hay ese amor por el hijo, de repente sucede que surge ese miedo, surge el miedo a que puede que no estemos educando al hijo tal y como deberíamos; o surge el miedo de si el niño podrá apañárselas si yo, como padre, pude mostrar a mi hijo no solo amor, sino conocimiento, experiencia de vida, para que el fuera capaz de arreglárselas solo en el futuro.
– Hablas sobre los padres, pero también sé que de seguro nos ven “jóvenes adultos”, que están ante una decisión tal, por eso también he querido enganchar con este tema. Ahora también me parece que podríamos pasar a la siguiente pregunta, que nos viene sin problema. ¿Las emociones negativas que surgen deben provocar que nosotros nos echemos para atrás con todo esto? Bueno, y en vuestra opinión, deberíamos echarnos para atrás en estas relaciones difíciles, es decir, a lo mejor no tan difíciles, pero aquellas que comienzan a provocar que comencemos a sentir ese miedo y temor ¿o cómo hacéis? ¿Tenéis tendencia a dar un paso hacia atrás, o dais un paso hacia adelante?
– ¿Vale la pena vencer el miedo en el amor? Definitivamente vale la pena. Si nos abrimos a otra persona, confiamos en ella al 100%, el miedo pasará a un segundo plano y entonces sentiremos la verdadera felicidad. En algún lugar habrá este miedo, aunque habrá además algo más que eso: habrá amor.
– Creo que vale la pena superar este miedo, porque por él podemos perder una relación muy importante y, como sabemos, solo pueden ser sólo cosas nuestras. ¿Cómo superas este miedo? Simplemente hablando con la otra persona.
– Me parece que vale la pena, sobre todo porque incluso si algo falla una decena de veces, esta es otra persona, esta nueva relación puede resultar innovadora, valiosa y sorprendente y dar lugar a más buenas experiencias, algunas relaciones, algunos recuerdos, etc. Y sobre que es difícil superarlo, bueno este es otro asunto, me parece que la única forma correcta aquí es hablar, ser amigos, no enemigos y construirlo en un tiempo, espacio compartido, para llegar a entenderse, tener empatía y ser el uno para el otro, sin estar en contra, y esto puede
– Gracias a vosotros por esta última respuesta vuestra en este capítulo, y esta última quiero hacérosla también a vosotros. ¿Deberíamos dar un paso atrás o hacia adelante, en una relación que me importa?
– Tal y como decías, un paso atrás es un paso atrás, por lo que nos echamos para atrás. Y cuando damos un paso adelante, ahí nos desarrollamos. En primer lugar me gustaría subrayar que las emociones (y el miedo es una emoción) no tienen ninguna valoración moral, es decir, si algo me da miedo eso no quiere decir que sea malo; en segundo lugar, nuestra emoción muestra un estado en mí, muestra algún problema y, o bien mi cuerpo o bien mi mente, me envía una señal de que algo hay en mí, algo molesta, pues tiene un fondo profundo, por lo que de primeras no se puede uno echar para atrás, hay que analizar y conocer de donde viene ese miedo, si ese miedo viene porque temo perder a la otra persona porque, por ejemplo, en mí hay algo por lo que esa persona me dejaría y no me aceptaría. Si es así, es porque yo no me acepto a mí mismo, porque temo que ella me deje, porque tengo problemas conmigo mismo, con la aceptación de quien soy. Puede ser, tal y como decíamos al principio, esos tipos de miedo, hay que ir a la raíz del problema: vale, tengo miedo de algo en esta relación, pero qué es y de dónde puede provenir. Cuanto mejor nos conocemos, mejor decisión tomaremos en cómo ir en la relación. Pero si, por ejemplo, se diera esa situación en la que me he involucrado con una persona que se aprovecha de mí o me trata mal, entonces el miedo es completamente natural y es un buen miedo, pues nos muestra que alguien me hace algo, mi mente, mi cuerpo me avisan: “ten cuidado con esa persona”, entonces automáticamente hay que preanalizar si este miedo viene de mí, viene de la experiencia, pues ya lo he tenido, entonces después hay que pensar si soy capaz de romper ese miedo y confiar en la otra persona otra vez, pues puede ser difícil (en relaciones difíciles, esto puede darse).
– ¿Y qué diríais a un joven, un adolescente, o a un estudiante que está empezando, que ya está en algún punto de una amistad, en una relación, y esas gafas rosas de las que hablábamos comienzan poco a poco a bajar, comienza un sentimiento serio, pero le viene el pensamiento, que a veces escucho en conversaciones con conocidos: “no daré el siguiente paso porque tengo miedo de que me lastimen, por lo que prefiero quedarme para no hacer daño a otra persona”?
– Podré hacerlo, pues pienso que hemos pasado por eso muchas veces. Sí de veras, antes de ser matrimonio, llevábamos seis años juntos, como novios, por lo que algo sabíamos acerca de esos, llamémoslos miedos. Como ejemplo de la propia experiencia: yo tenía mucho miedo cuando ya llevábamos dos años, tenía un gran miedo, tenía un miedo , un temor sobre dos cosas: la primera era que yo sería menos importante para mi novia que sus amigos, ese era mi primer temor; el segundo, que sería menos importante para mi novia que Dios, pues mi mujer tenía una mejor relación con Dios que yo, y yo tenía envidia de ellos, pero al mismo tiempo, estando celosos, la envidia lleva indirectamente al miedo, pues el miedo aparece como efecto de algo, en este caso como efecto de que solo no podía ponerme como una persona importante cerca de mi novia; entonces sentía que era peor. ¿Pero renuncié entonces a esta relación? Bueno, no renuncié, sino que hice lo que Iza ha dicho, dar un paso adelante, puede que lo hiciéramos juntos, pues sería difícil decir que lo hice solo, dimos juntos ese paso, y comenzamos a hablar de este tema. Hablamos de dónde venía ese miedo, además Iza también tenía los suyos, de dónde venían y qué podíamos hacer con ello. Bueno y conseguimos vencerlos, por eso, si tuviera que dirigir una palabra a los jóvenes, ante todo sería que, si tenéis algún miedo o temor, hablad entre vosotros de dónde viene, y a veces no será una conversación, a veces serán meses de tediosas conversaciones, convencimiento, incluso de apretar a la otra persona intentando decir qué es lo que realmente me importa, de qué tengo miedo.
– Nadie dijo que fuera una conversación fácil
– Por supuesto que no.
– Precisamente quería decir que hay que añadir esto: “y no tengas miedo de las respuestas difíciles”, pues a veces queremos evitar lo que es para nosotros incómodo, por ejemplo, no renuncio, tal y como decías que Iza tenía mejor relación con Jesús, no renuncio a la fe en Dios debido a nuestra relación, pues Dios es para mí lo primero y me parece que tal y como aquí estamos y vivimos la fe en Cristo y aquí es donde estamos en este momento, ninguno de nosotros quisiera rendirse, no se imagina renunciar a Cristo por cualquier otra cosa que aparezca en nuestra vida.
– Por supuesto. En ese momento supe que algo así no podía pasar, yo quería que algo así sucediera, pero tenía que referirme a eso, tenía que verdaderamente buscar en mí, no sé, quizás también esa fe, pues últimamente, puede que gracias a estas conversaciones, gracias a lo que más tarde vino, me he hecho todavía más creyente, por lo que trajo un efecto muy positivo, estoy convencido de que pueden tener lugar estos y otros milagros, si, cuando el miedo surge, no damos un paso atrás, sino adelante.
– Nunca subirás a una montaña cuando caminas por valles, ¿verdad? Pues tienes miedo de que sea empinado o alto.
– Y de que te puedas caer.
– O de que puedas caer. El desarrollo no es solo ir hacia adelante, sino también no echarse atrás.
– Me parece genial esta frase y esta comparación con las montañas (amo las montañas, por lo que adoro esas comparaciones)
– ¡Nosotros también!
– Podemos acabar este capítulo (seguramente por eso a Iza le vino esta comparación). Os agradezco mucho esta conversación y, a vosotros, el haber estado con nosotros en este séptimo capítulo y os invito de nuevo en un mes al siguiente, al octavo, en el que os diré que habrá cosas geniales y no nos encontraremos en Toruń sino en un lugar en el que todavía no nos hemos visto. ¡Nos vemos en un mes! ¡Hasta luego!
This post is also available in: polski (Polaco) English (Inglés)