¡SIENTO! ¿SIENTES?
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¡SIENTO! ¿SIENTES?
– Amigos, con nosotros un nuevo capítulo y, en mi opinión, sobre un tema muy difícil, pues el tema son los sentimientos. Hoy mi invitado será Bartek, estudiante de psicología, pero también de teología y filosofía, por lo que me parece que tiene una perspectiva amplia para responderme hoy sobre los sentimientos y las emociones. Como curiosidad también quiero añadir que Bartek ha pasado un mes de misión en Kenia, durante el cual se ocupaba de los niños, por lo que de seguro también pudo sentir allí diferentes emociones y sentimientos. Quizás algún juego de palabras, quizás algunas palabras especiales o slogans, sean sobre los que nos centremos en el capítulo de hoy. ¡Comencemos!
Hoy hablamos sobre emociones, sentimientos, un poco sobre apariencias, valores, pero con mayor énfasis en los sentimientos. Ya os he presentado a Bartek, como sabéis es un personaje muy pintoresco, por lo que, en mi opinión, puede ofrecernos un material genial y potente, pues me parece que puedes decirnos muchas cosas interesantes sobre los sentimientos.
– ¡Espero que sí! Veamos si estos sentimientos también son compartidos por los espectadores.
– Espero que sí, pues contigo no es difícil compartir sentimientos y emociones. Primero queremos comenzar con cómo hablar sobre estos sentimientos. Pero antes de preguntarte a ti sobre lo que tienes que decir sobre este tema, tengo curiosidad sobre lo que tienen que decir sobre ello los jóvenes de Tuchów. Escuchemos en primer lugar sus comentarios.
– Bastek, ¿Te es fácil hablar sobre tus sentimientos?
– Depende… depende de con quién.
– Y dime, ¿cómo hablar a otra persona?
– Cómo hablar… me parece que deberías hablar sobre lo que sientes, desde el corazón.
– Asia, ¿Cómo hablar sobre sentimientos en tu opinión?
– Para mí es muy fácil… depende también de a quién, pues hay que confiar en alguien para decirle algo.
– ¿Y te es fácil hablar sobre tus sentimientos?
– Depende de cuándo.
– ¿Qué hacer cuando se habla de sentimientos, especialmente cuando son diferentes?
– Pienso que los sentimientos son, por así decirlo, un tema problemático, que al final nos toca a cada uno de nosotros, pues como uno los vive en cada momento, estamos en contacto (no quiero decir „expuestos”, pues suena como algo negativo) con diferentes tipos de experiencias, y también reacciones, prácticamente cada día; al mismo tiempo, tampoco se tiene en cuenta que diferentes personas tengan acceso en distintos niveles a sí mismas; que ésta (a menudo se usa el término „inteligencia emocional”) no se encuentra de la misma forma en todos. No quiero decir que alguien es peor persona por ello, sólo que hay que tener en cuenta que lo que yo comunico no siempre será acogido por otro de la misma manera, que lo que quiero transmitir sea claro y se interprete correctamente.
– Bueno sí, pues ante la misma situación, ante el mismo acontecimiento, que hace surgir en nosotros algún sentimiento (sobre los que has hablado, sobre los que estamos centrados todo el tiempo, pues la vida nos trae muchas situaciones sentimentales y emocionales), cada uno de nosotros puede reaccionar de manera distinta. Pero a mí me gusta también verlo de un modo más práctico, es decir, supongamos: estamos en alguna relación con un amigo, amiga, estamos en un grupo y algo sucede. Cada uno de nosotros lo siente diferente y ahora ¿cómo acercarse a ello? ¿cómo abordarlo para no discutir, para que, sintiendo de modo diferente, teniendo este sentimiento distinto, no nos hiramos, sino que lleguemos a un entendimiento?
– Comenzaré por otro punto de vista diferente: mencionaré la razón de que lo sintamos de diferentes maneras ante una realidad dada. Es porque cada uno de nosotros tiene experiencias distintas. Lo primero que se me viene a la mente es el aspecto familiar, pues la familia es
– „La célula básica de la sociedad en que vivimos”
– No quería que sonara de manera tan formal, esa „célula”, grupo, en el que funciona algo, diferentes „competencias sociales” (así se llama), se adquiere en diferentes momentos; y todos tienen un tipo de sensibilidad diferente; podemos asociar una palabra de diferente manera, puede tener, por ejemplo, una experiencia traumática, la cual, desgraciadamente, ha dejado una huella fuerte, que, en la perspectiva del tiempo, incluso tras años, al lanzar una palabra que, teóricamente, podría ser completamente neutral, la otra persona sentirá que es un golpe hiriente y, por ejemplo, de repente se asusta, siente que se está cerrando porque toca una esfera muy sensible.
– Me parece que todos tienen una esfera propia, que es mejor no tocar, pues puede hacer daño.
– Precisamente sobre esto quería hablar. Pienso que, ante todo, está la autoconciencia para saber por qué reacciono de esta y no otra manera, de dónde me viene; pues, cuando yo la adquiero, puedo compartir con otra persona, cuando entro en una relación y veo que está cogiendo algo de ritmo, me gustaría tener con esa persona un vínculo más grande cada día. Entonces, con el tiempo, de manera natural, comparto este conocimiento sobre mí mismo, incluso lo facilito a alguien, doy como un „manual de uso” de mí mismo: „sé que en esta situación reacciono de esta manera porque, por ejemplo, sé que algo me sucedió”. Pienso que es importante, por una parte, intentar „sentir” a esta otra persona, pero, al mismo tiempo, tener para uno mismo esa apertura de que cuando algo me toca no significa que la otra persona tenga la intención de lastimarme, lo que no significa que nunca alguien no pueda tener esa intención, sino que intente entrar para verificar lo que estaba verdaderamente en la intención de la otra persona.
– Tras todo lo que has dicho, me viene la segunda pregunta: si en el caso de cuando estos sentimientos son diferentes, cuando estas reacciones son diferentes (pues una surge un poco de la otra) ¿nuestros sentimientos siempre tienen que ser comprensibles? Y sobre esto también pido primero los comentarios de los jóvenes de Tuchów.
– ¿Nuestros sentimientos tienen que ser siempre comprensibles?
– No, no tiene por qué
– ¿Y qué nos aporta que los entiendan?
– Desde luego es agradable cuando alguien nos entiende.
– ¿Nuestros sentimientos tienen que ser siempre comprensibles?
– No siempre.
– ¿Y qué nos aporta que lo sean?
– Entonces sabemos que una persona nos entiende cuando hablamos de ello.
– ¿Y tienen que ser siempre comprensibles?
– Bueno, no. Precisamente por estos motivos que decía antes, de que la relación es un cierto tipo de hilo, un puente entre dos personas. Es un tejido vivo, dos organismos que, de alguna manera, interactúan, actúan conjuntamente y a veces para llegar a alguien hay que „enfrentarse a uno mismo”
– Nos enfrentamos con algo que no entendemos; por ejemplo, a menudo he interpretado que alguien no entendía para nada mi fe (por poner un ejemplo). Me parecía que esto es a lo que más me enfrento en términos de incomprensión: „no lo entiendo”, „no lo acepto”, y „no me gusta”. ¿Cómo abordar algo así?
– Por mucho que leo, y por propia experiencia, me parece que esto se debe en gran parte a que en un nivel profundo tenemos „asumido” como que está el „yo” y el otro, un cierto tipo de „pensamiento tribal”, uno podría referirse a la psicología de la evolución, donde tiene sus raíces, pero de modo muy fuerte hay en nosotros una tendencia a distanciarse con fuerza cuando no entendemos algo. Por ejemplo, el mismo término „xenofobia”, que viene del griego „Ξένος” – „otro”, y „φόβος”, miedo. Por lo que en el momento en que yo me doy cuenta de que esa alteridad no conlleva que alguien quiera hacerme daño, herirme, entonces soy capaz de tener una mayor apertura.
– O sea que no hay que dar por hecho de inmediato que „no me entiendes y por eso eres hostil conmigo”, sino que „no lo entiendes por algún motivo, por alguna experiencia, que no te permite hoy entender mi acercamiento, mis sentimientos.
– ¡Eso es! Como también has tocado el tema de la fe, la fe toca también un espacio muy íntimo de la persona y ahora me ha venido a la mente ese psiquiatra, Viktor Frankl, que hizo una investigación en la que, si a una persona se le brindan las condiciones favorables, cuando se sienta segura para poder hablar, contar que hay en ella, entonces será más fácil para él hablar incluso sobre la dimensión sexual, o experiencia espiritual, lo religioso. Esto muestra que es un espacio tan enraizado en nosotros que uno necesita sentir la seguridad de que, cuando alguien entre en él, no va a interferir de manera ofensiva, no va a querer lastimar. También pienso que, siendo honesto, la gente a menudo tiene una imagen de la fe como una especie de prohibiciones, mandatos, cierto tipo incluso de ideología, un esquema según el cual…
– Debemos vivir y funcionar, decidiendo una religión o una fe en la que ingresamos.
– En parte es así, pero es más el resultado final de lo que creemos como cristianos: seguimos el Decálogo, porque también esto también es el resultado de un encuentro personal. Para alguien exterior, alguien puede tener el sentimiento de que „no comulga” con nuestros ideales, creencias, del tipo: „él no va cada semana a la iglesia”. Para mí sería extraño si alguien no tuviera esta experiencia y se exigiera ir a misa cada semana. Es como el último eslabón de la cadena que resulta de que yo quiero, pues antes he experimentado algo.
– Sí, experimento la relación personal con Jesús, siento Su presencia y actividad en la propia vida, con relación a que quiero acercarme a Él, entre otras cosas, a través de la Eucaristía dominical y entonces para mí eso tiene un gran valor y entiendo el sentido de la Eucaristía.
– Sí, ahora me viene a la cabeza una referencia, por ejemplo, a los 10 mandamientos. Para mí es, por así decirlo, una intuición muy reconfortante, cuando acepté mirarlos como suenan en el original los 10 mandamientos. Allí, cuando se dice „no matarás”, no es „no matarás”, sino „no has de matar”. Básicamente una diferencia sutil, pero haciendo referencia a este contexto, Dios dice al ser humano: „si vas a estar conmigo, no has de matar. Yo hago todo esto en Ti. No has de robar, no has de cometer adulterio, etc.”. Entonces, de nuevo, todo resulta del hecho de que se ha dado antes, de nuestra experiencia. Y pienso que merece la pena volver a esa fuente, pues después se puede notar bien esto en el funcionamiento cotidiano.
– Se traduce en nuestra vida.
– Exacto.
– ¿Qué es la libertad para sentir? Pues esto a veces se dice (y más ahora sobre esa „libertad” ampliamente entendida), a veces tengo la impresión de que no se entiende del todo. Y aquí me gustaría preguntarte sobre ello. Pero primero, me interesa mucho lo que dicen sobre ello los jóvenes.
– ¿Qué es para ti la libertad para sentir?
– La libertad para sentir es hablar sobre los propios sentimientos a otra persona, me parece que sin esa „vergüenza”, en mi opinión.
– ¿Qué significa en una relación?
– ¿Qué significa? Tiene muchísimo significado, ya sabes, probablemente se trate de que no te avergüences y de contarnos lo que sentimos. Entonces es una relación sana.
– ¿Qué es en tu opinión la libertad para sentir?
– Cuando tengo una persona, en la que puedo confiar y contarle todo.
– ¿Y qué significado tiene para ti esa libertad?
– Muchísimo.
– ¿La libertad para sentir…?
– Sí, como ya al principio mencioné en relación con esta vivencia, esta libertad nos viene en niveles diferentes, en mayor medida por la forma en que éramos percibidos como niños, cuando hacíamos algo y veíamos que „aquí están los límites, no se pueden cruzar”. Pienso que es bueno darse cuenta de que ningún sentimiento, ninguna emoción, es malo, en el sentido de que los sentimientos, las emociones, todas ellas, bajo la perspectiva moral, son neutrales; esto de que algo aparezca en mí, incluso algo que podría parecer desagradable, no es malo, puede ser difícil. Un cierto tipo de enfado, inapetencia en una situación, paradójicamente, en un momento en que yo lo reprimo, cuando no me doy cuenta y no quiero hacer nada al respecto, no quiero abordarlo o voy a hacer como si nada pasara… entonces en algún momento ya no se puede negar, y aumentará tanto que llegará alguna situación y, simplemente, explotaré. Entonces alguien saldrá escaldado, cuando para nada era cosa suya, no era la causa, simplemente fue la gota que colmó el vaso. Por eso pienso que es tan importante la autoconciencia y, uniéndolo al elemento de la fe, yo creo mucho en que Dios nos creó de esta manera tan unitaria. La persona es cuerpo, mente y espíritu. Es maravilloso cómo juntándolos todos surge un milagro, pues la persona es un MILAGRO; me encanta pensar de esta manera, pues de alguna forma realza esta dignidad. Por tanto, el hecho de estar experimentando algo, una emoción, me habla de lo que ocurre en mí, simplemente de todos estos niveles conjuntos que se entrelazan. Por ejemplo: la forma en que afecta, influye, al funcionamiento de mi organismo; la forma en que mi organismo funciona, en qué condición me encuentro, mi estado de ánimo; esto influye en mis pensamientos, y lo que hace que mis pensamientos tomen una decisión, y esto tiene consecuencias en el espíritu; o de otra manera: si el espíritu está infectado, entonces eso saldrá al exterior.
– O sea, entender la libertad para sentir a través de que tenemos derecho todos a estos sentimientos, tenemos derecho a experimentarlos y ninguno de ellos será malo para nosotros, pues cada uno es resultado de algo; y la cuestión es encontrar el modo de tener autoconciencia de ello, es decir: necesito salir a correr, o necesito ir al gimnasio, o necesito ir a la iglesia a rezar…
– Las propias emociones de ningún modo son malas, pero lo que hacemos con ellas, eso trae consecuencias. Por eso merece la pena observarlas.
– Te agradezco mucho esta conversación, me parece que este tema podríamos continuarlo por mucho tiempo, así que puede que haya oportunidad para, en otro momento, volver a grabar juntos y hablar más sobre el tema. Os agradezco que estéis aquí con nosotros. Gracias una vez más a Bartek. Bartek también acompaña bajo el lema „Banita z wyboru” en Instagram, Facebook, y también podéis encontrarlo en YouTube. ¿Qué encontrarán allí?
– Bueno, en resumen, contenido similar a lo que hoy hemos hablado, pues hay mucho sobre la persona, sobre psicología, espiritualidad, cultura y arte ampliamente entendido. Pero no de modo puntual, sino a diario, donde cada uno podrá encontrar algo para sí.
– Si a vosotros, como a mí, esta conversación os ha inspirado e intrigado, pues yo estoy ahora más interesada, aunque conozco un poco este trabajo de Bartek y conozco su página, os invito encarecidamente a „Banita z wyboru”, para conocer y ver ampliamente este punto de vista sobre la vida, la cultura, la fe, la psicología, la teología y un conocimiento amplio desde el punto de vista de Bartek. ¡Nos vemos en un mes! ¡Adiós!
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