Un silencio significativo

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Un silencio significativo

Con Andrzej Lewek, coordinador del movimiento Hombres de San José en Polonia, habla Dariusz Dudek.

Para la conversación de hoy de Iglesia Para Él, tenemos un fondo muy bueno, y no sólo este cuarto tan simpático, sino también el lugar en el que nos encontramos: la parroquia de San José en Cracovia, y concretamente en la sala llamada “Canteras”, donde cada día se reúnen los Hombres de San José. Tengo el gran placer de conversar con Andrzej Lewek, que es el líder de esta comunidad. ¡Un saludo!

¡Un saludo también para ti!

Me he dado cuenta de que esta “Cantera” no es tu lugar cotidiano de trabajo y vida. ¿A qué te dedicas diariamente?

Soy un informático que trabaja en una corporación, ocho horas al día, por lo que tengo qué hacer, y, aparte de eso, me ocupo de mi familia, la cual tengo gracias a Dios. Tengo una mujer adorable y unos hijos increíbles, por lo que esto es una gran bendición que experimento cada día. Además, me ocupo de la coordinación del movimiento Hombres de San José en Polonia, y también un poco en los países limítrofes.

Los Hombres de San José en Polonia no surgieron como yo pensaba… ¿Podrías acercarnos los comienzos de esta comunidad?

¿En Polonia o en el mundo?

Comencemos por el mundo y vayamos después lentamente emigrando a Polonia.

Me río un poco con esto pero, sinceramente hablando, hay que decir simplemente que los Hombres de San José surgieron de los celos. En los Estados Unidos en el cambio de siglo el movimiento Promise Keepers se desarrolló muy dinámicamente, éste es (o era) un movimiento de protestantes con gran influencia en los hombres en todos los Estados Unidos, tanto en protestantes como en católicos. Cierto día, los obispos de Nueva Inglaterra se preguntaron: ¿por qué no hacer algo semejante a lo católico? ¿por qué no hay un movimiento que llegue a los hombres católicos y de qué manera se puede intentar formar a los hombres en una catolicidad masculina? Pidieron a líderes de distintas comunidades de los alrededores que se animaran y les invitaron a crear un movimiento para hombres. Y allí estaba Donald Turbitt, que pensó: “Bueno… ¿Por qué no Hombres de San José?”. En la base de esta conversación, en la base de esta inspiración episcopal, comenzaron a crearse grupos de Hombres de San José en las parroquias de Nueva Inglaterra. Donald es de Rhode Island, por lo que estas comunidades surgieron principalmente allí, pero también abrazaron su iniciativa los estados circundantes. Y así es como comenzó en Estados Unidos, creo que hace 20 años o más.

¿Por qué San José? ¿Por qué él es el patrón? He estado pensando un poco sobre ello, pues no fue un hombre muy “activo”. Sobre San José apenas sabemos un par de frases de la Sagrada Escritura y sabemos que callaba, ¿por qué precisamente él es tan buen patrón para los hombres?

Pienso que éste es un silencio muy significativo, no es que calle porque no tiene qué decir. Pienso que esto es lo especial en San José, su escucha. Él verdaderamente sabía escuchar, sabía escuchar a Dios, sabía descubrir Su designio, Su voz, y fue muy determinado para realizar aquello a lo que Dios le invitaba, a aquello que el Señor le llamaba. Todo lo tenía en el corazón, este era su anhelo, y este deseo lo realizó cada día a través del servicio. Sirviendo a la Sagrada Familia, sirviendo a su esposa, María, sirviendo a su hijo “adoptado”, Jesús. Pienso que ésta es la actitud de un hombre que es muy sensible a los designios de Dios, a la voz de Dios, que no duda en responder a lo que Dios le llama, a hacerlo, a llevarlo a cabo.

Entiendo que los Hombres de San José se reúnen aquí para encuentros mensuales. Pero ¿estáis también en otros lugares de Polonia?

Sí. Generalmente los Hombres de San José se encuentran, no tengo los datos exactos, pero cuando los contamos hace dos años, para el Sitio de Jasna Góra, salió que había cerca de 80 lugares en Polonia donde se reunían los Hombres de San José.

Se suele hablar sobre la Iglesia, en general, pero particularmente en Polonia, como que la Iglesia es para mujeres. En una de las declaraciones de Donald Turbitt, escuché que la tarea de los hombres en la Iglesia es devolver el equilibrio. No es quitar a las mujeres, Dios nos libre, sólo devolver el equilibrio. ¿Qué es esto del equilibrio?

La experiencia me dice que cada hombre necesita un grupo de hombres, necesita un entorno de apoyo. Sé que aquí me arriesgo con algunos que dicen que al cielo se va en parejas, y que yo respondo por la salvación de mi mujer y mi mujer por mi salvación; sí, todo eso es verdad, pero nuestra experiencia muestra que en la relación con una mujer no podemos trabajar ciertos asuntos, ciertos temas.

Por no ir más lejos, un problema de hombres como es el de la castidad, en el matrimonio y en cada uno… Hicimos hace un año un taller sobre el tema de la castidad. Este taller vacacional se llamaba “Unas vacaciones muy masculinas”, pues tocábamos un problema muy de hombres. Tomamos un libro muy bueno, de un protestante, pero era muy bueno, “La lucha de todo hombre”, que habla precisamente de la castidad. Por supuesto completamos este libro con la Eucaristía y la adoración, como esos lugares donde, como hombres, recibimos fuerza y somos capaces en Dios de vencer nuestro pecado y nuestros problemas. El libro fue tan importante que muchos de nosotros lo leímos y hablamos mucho sobre este tema.  Cierto día, a un encuentro vino uno de nuestros colegas y dijo: “¿Sabéis qué? Tengo un problema”. ¿Cuál?, “Bueno… mi mujer también leyó el libro y vino y me preguntó: ‘Andrzej, dime, ¿realmente pensáis así?’.

Pienso que nuestro pensamiento (el pensamiento de las mujeres y el de los hombres) en este tema como es la sexualidad y la castidad, es diametralmente opuesto. Nosotros, por ejemplo, pensamos completamente diferente y es diferente imaginar que, en el camino a la santidad, con este tema puede ayudarme mi mujer. Por eso pienso que necesitamos de relaciones de hombres y necesitamos estas relaciones mutuas de responsabilidad, donde los hombres no teman hacerse preguntas difíciles o problemáticas en lo referente a la castidad, a la honestidad, al trabajo o a la paternidad. Estos son temas de la vida, en los cuales otro hombre puede confrontarme, puede aconsejarme.

Pienso que éste es un asunto clave, pues la virilidad y masculinidad no las dará nunca una mujer, la masculinidad nunca se encuentra por sí misma, debe ser dada de alguna manera, y no hay mejor medio que una comunidad masculina. Especialmente, cuando en la vida de alguien faltó un padre que lo hiciera. Pienso que el movimiento de Hombres de San José es un lugar para obtener masculinidad.

Pienso que nos falta un punto en el que podamos decir que somos iniciados como hombres, donde estamos liberados para las responsabilidades. No quiero quejarme, pero mirando al mundo actual veo que los hombres jóvenes crecen en lugares donde no son responsables de nada y pueden todo. Cuando miramos a Israel, allí un hombre era responsable de sí mismo ante la ley desde los doce años. Esto ocurría desde el rito de iniciación llamado bar mitzwá. Nosotros no tenemos eso. Puede que debiera serlo la confirmación. Debería serlo, pero no lo es, pues la confirmación, en lugar de ser una asunción de responsabilidad de uno mismo, es más bien un liberarse de las responsabilidades de la fe. Pienso que tenemos aquí una tarea doméstica que hacer como hombres, pero también como Iglesia para que la confirmación realmente nos libere para la responsabilidad. No sé cómo…

A pesar de todo hay que intentarlo, buscar, asumir alguna actuación. ¿Cómo es vuestra actividad como Hombres de San José, vuestro trabajo cotidiano y anual?

Ya he hablado de los encuentros abiertos, que tienen lugar aquí ininterrumpidamente desde hace algunos años. Sin embargo, la base y fundamento de los Hombres de San José es el programa “72 horas hasta la vida de resucitado”. Puede uno preguntarse si 72 horas es mucho o poco… Son 3 días, tres veces 24 horas, un cálculo muy fácil: 72 horas. El tiempo medio que en Occidente un hombre pasa frente al televisor a lo largo de un año son 720 horas. Y esto es sólo en Occidente, pues hace unos años el Instituto de Estadística Polaco publicó en que el polaco medio pasa ante el televisor 1500 horas anuales. Cuando miramos a estas 72 horas ni siquiera es un 5% de este tiempo que desperdiciamos frente al televisor. ¿Es mucho? A pesar de eso, seguimos diciendo que “no tengo tiempo”, “no me da la vida”. Pienso que el tiempo es prioridad. Si no ponemos ciertas cosas entre nuestras prioridades, desde luego las perdemos.

72 son las horas que Jesús necesitó para caminar por la Pascua hacia la vida de Resucitado. Y tengo el convencimiento de que, si somos fieles dando al Señor 72 horas al año como hombres, el Señor nos lo devolverá en la vida resucitada en Él. Tengo el convencimiento de que este mínimo plan es un plan suficiente para experimentar la resurrección en Jesús.

¿En qué consiste este programa? En primer lugar animamos a cuidar las prioridades, es decir, a que lo que es lo primero sea lo primero; a que lo que es menos importante, sea siempre menos importante; a que no nos perdamos y no digamos: ·bueno, el trabajo es lo más importante, todos los demás deben esperar”. No, el trabajo no es lo más importante (aunque es importante). Entonces, en primer lugar cuidamos las prioridades; en segundo, invitamos a los hombres a un encuentro mensual en pequeños grupos: dos horas al mes, un tiempo fácil de encontrar y dedicar. Esto nos da un total de 24 horas al año. Una vez al mes invitamos a los hombres a una conferencia de un solo día: un total de 6 horas juntos; un buen ejemplo de este encuentro es el “Sitio de los Hombres a Jasna Góra”, que tiene lugar cada año en Jasna Góra y dura precisamente en torno a 6 horas. Una vez al mes invitamos a los hombres a que vivan un fin de semana de retiro. Son 42 horas, de las cuales 16 las pasamos durmiendo. No son grandes exigencias y pienso que cada uno de nosotros puede hacerlo. Desgraciadamente, nos convencemos de que no tenemos tiempo para ello. Entonces, el programa 72 horas es un fundamento, y, en relación con esto, estos grupos, que se forman en diferentes lugares, se encargan de los encuentros mensuales y la división en pequeños grupos. Tenemos materiales muy buenos, por ejemplo, el libro “El Indicador del Camino”, que, sobre la base de la Palabra de Dios y el Catecismo de la Iglesia Católica, guía a los hombres a lo largo de 52 temas de nuestra vida de hombres.

¿Cuáles son otras formas de actuación que tenemos? La experiencia nos enseña que cuando vivimos el programa de 72 horas, tenemos el deseo de algo más. Creamos pues un espacio en el cual pueda encontrarse ese “más”, por ejemplo a mí me gustan mucho estos grupos masculinos activos. Algunos días, muy a menudo los sábados, nos reunimos pronto por la mañana para hacer algo juntos, para vivir algo juntos, para tener experiencia de algo juntos. La última vez estuvimos en una cueva, una experiencia nueva cuando en la cueva se va con un desinfectante para no contraer algún virus en alguna parte, pero ¡se puede! Por tanto, fuimos juntos una cueva, vamos juntos a pescar, vamos a disparar con arco, a escalar… nos gusta ir a la montaña, vamos a esquiar, también a rezar laudes con los Padres Camaldulenses. Esta es una experiencia increíble cuando en adviento vamos a las 5 de la mañana a encontrarnos con estos padres para rezar juntos la liturgia de las horas.

Entonces, hay muchas maneras, y lo que nos limita es precisamente nuestra imaginación, pues nuestra pasión, aficiones, intereses… todo esto puede transformarse en un espacio de encuentro masculino, que nos abre mucho a hablar sobre Dios, la fe y sobre nuestras responsabilidades como hombres.

Y si alguien quiere realizar su vocación a una vida como verdadero hombre, padre, en el movimiento Hombres de San José, ¿Qué puede hacer?

Lo más sencillo es inscribirse al grupo de Hombres de San José que exista en su parroquia. Pero no en todas las parroquias hay grupos, pero está la página web, donde hay información y mapas de los diferentes grupos masculinos, principalmente de los Hombres de San José, pero no sólo; por tanto, pienso que se puede encontrar alguna comunidad en tu parroquia o en sus alrededores. Y, si no, os invitamos a que la fundéis. Aseguramos materiales, formación para líderes, grupos de apoyo que ya existen, que pueden acercarse y ayudar: ayudar a mover algo, a liderar de alguna manera a este grupo por al menos un tiempo… invito a preguntar al Señor, pues, si nos llama a que creemos este grupo, a que lo iniciemos, seguro que nos guiará hacia gente que nos ayudará. Por nuestra parte, dejamos clara la predisposición a ayudar, acompañar, iniciar estos grupos o en la formación de líderes. ¡Os invitamos!

Andrzej, muchísimas gracias por esta conversación. Si alguien siente que Dios lo llama precisamente a esta comunidad, sólo hay que hacer lo que San José: ponerse manos a la obra y seguir la voz de Dios. ¡Muchas gracias!

¡Muchas gracias!

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