Clamando al Mesías #3 – Oh, Renuevo de Jesé

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¡Saludos en Cristo! 19 de diciembre y una nueva Gran Antífona de Adviento ante nosotros para reflexionar. Escuchémosla de la voz del p. Tomasz Jarosz.

La antífona de hoy es una gran llamada al Mesías, el cual ha de venir y liberar al ser humano, y nos remite a dos fragmentos del Libro del profeta Isaías. En el capítulo 11 podemos leer: “Saldrá un renuevo del tronco de Jesé, y un retoño de sus raíces brotará”. ¿Quién es Jesé? Jesé es el padre del rey David. Este anuncio mesiánico muestra, pues, que el futuro Mesías procederá del linaje real de David. Este rey que está por venir no será sólo el sucesor al trono davídico, sino que será un David nuevo, ideal, que comenzará el gobierno del Reino de Dios. A este insólito y excepcional nuevo rey lo presenta el mismo Isaías. Escuchemos cómo lo describe el profeta, como presenta su reino: “Reposará sobre él el espíritu de Yahveh: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yahveh. Y le inspirará en el temor de Yahveh. No juzgará por las apariencias, ni sentenciará de oídas. Juzgará con justicia a los débiles, y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra. Herirá al hombre cruel con la vara de su boca, con el soplo de sus labios matará al malvado. Justicia será el ceñidor de su cintura; verdad. el cinturón de sus flancos. Serán vecinos el lobo y el cordero, y el leopardo se echará con el cabrito, el novillo y el cachorro pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá. La vaca y la osa pacerán, juntas acostarán sus crías, el león, como los bueyes, comerá paja. Hurgará el niño de pecho en el agujero del áspid, y en la hura de la víbora el recién destetado meterá la mano. Nadie hará daño, nadie hará mal en todo mi santo Monte, porque la tierra estará llena de conocimiento de Yahveh, como cubren las aguas el mar. Aquel día la raíz de Jesé que estará enhiesta será signo de los pueblos”. En la antífona escuchamos que este nuevo rey será signo para las naciones; ante él callarán los reyes, y la gente irá a rezarle. Aquí tenemos una referencia al capítulo 52 del Libro del profeta Isaías, al “Cuarto cántico del Siervo”: “Ante él cerrarán los reyes la boca, pues verán lo que nunca se les contó, y reconocerán lo que nunca oyeron”. El profeta en su “Cántico” nos presenta al Siervo de Dios, que sufrirá, pero no será un sufrir por sufrir. En completa obediencia a Dios, el Siervo hará de su vida una ofrenda gratificante por los pecadores de muchas otras gentes. Los anuncios del Libro de Isaías encuentran su cumplimiento en la persona de Jesucristo. Él es el descendiente de David, esto nos lo muestran dos evangelistas: Lucas y Mateo. Ambos escriben la genealogía de Jesús, genealogía en que podemos encontrar tanto al rey David, como a Jesé, su padre, como antepasado de nuestro Maestro de Nazaret. En Jesús descansó el Espíritu del Señor, Él es signo de salvación para las naciones, ante Él callan los reyes, pues verán Su pasión, una ofrenda propiciatoria por nuestros pecados. Algo inimaginable, un Dios loco de amor por el hombre entrega su vida por él en la cruz. En esta antífona se nos muestra el mayor sentido de la Encarnación de Dios: Jesús viene para ser nuestro rey. Pero su reino no es está marcado por honores terrenales, por la riqueza o por un poder humano ilimitado. Su reino es, ante todo, servicio: servicio para los hombres, servicio que le conduce al árbol de la cruz. En este sufrimiento, en esta muerte, entrega su vida, para aunar a la humanidad con Dios. Su muerte traerá Redención para todos: ¡Qué buena información para nosotros! Todos estamos invitados que acoger el don de Dios, la Redención de Dios, para ir por la vida tras los pasos de nuestro Maestro.

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