Bautismo, Eucaristía, Comunidad, Evangelización.
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La finalidad de la evangelización – Discípulo:
Bautismo, Eucaristía, Comunidad, Evangelización.
Testimonio de Iza
Me llamo Iza y soy una de las líderes de la Comunidad y Escuela de la Nueva Evangelización “Sursum Cordam” en Cracovia. Surgimos a finales del 2014 de la unión de dos comunidades: La escuela de Nueva Evangelización “Sursum Corda” y Renovación en el Espíritu Santo “Redentor”. Desde ese momento estamos juntos.
¿Por qué “Sursum Corda”? En el llamamiento de Juan Pablo II, quien decía que la cruz en Giewont se eleva desde los Tatras hasta el Báltico, acordándonos de ese llamado, queremos que nuestros corazones se eleven a Dios cada día en todas nuestras obligaciones cotidianas, en las dificultades y enfermedades, pero también en cada momento hermoso, queremos dirigir nuestra mirada, nuestro corazón a Dios, para permanecer en adoración hacia Él. Pero ¿por qué queremos permanecer en Él? Porque hemos experimentado el amor de Dios, que es inusual, que es misericordioso, expectante, que perdona. Ante un amor semejante, no se puede quedar uno indiferente. Por eso estamos juntos, para apoyarnos, fortalecernos, para descubrir mutuamente nuestros talentos y, después, ponerlos al servicio. Estamos en esta Escuela (de la Nueva Evangelización) porque queremos aprender de Jesucristo, nuestro Maestro, queremos crecer constantemente. ¿Y por qué queremos crecer? No queremos retener esto sólo para nosotros, queremos salir y hablar a los demás de lo bueno que es Dios, lo grande que es su amor, queremos que otras personas puedan encontrarse con Él, el Dios vivo y verdadero, para que puedan vivir en Él, al igual que nosotros. Queremos que la obra de la evangelización crezca, por eso somos la Escuela de la Nueva Evangelización.
Nuestra comunidad es diversa por el hecho de que la forman personas que tienen historias muy distintas, cada uno de nosotros lleva su historia de encuentro con Jesús, y cada uno de nosotros realiza de distintas maneras el llamado de Jesús de ir y anunciar. Por eso, te invitamos a que escuches a otros miembros de nuestra comunidad sobre cómo ellos experimentan a Dios y cómo colaboran con Él.
Testimonio de Krzysiek
Hola, me llamo Krzysiek. ¿Qué es para mí el bautismo? Para mí, el bautismo, hasta que no estuve en la comunidad, era simplemente un sacramento ritual y no me daba cuenta de lo que significaba para mí. Tras llegar a la comunidad, hace dos años y medio, el Señor se sirvió de gente de la comunidad para mostrarme qué debía ser yo y qué es ahora el bautismo. Para mí ahora, la vida en el bautismo es ser hijo de Dios. Me hice consciente de que tras el bautismo me convertí en su hijo, amado por el Padre, a quien Él ama incondicionalmente con amor constante y perfecto. Me ama incluso cuando soy pecador, cuando mi cuerpo cae, cuando mi espíritu cae. Siempre es para mí un Padre amoroso. Y dado que es mi Padre Amoroso, Su Hijo, Jesucristo, es mi hermano, y está siempre junto a mí y siempre me levanta pese a mi debilidad, pese a mis pecados, sólo espera a que yo le tienda mi mano y le pida: “¡Jesús, levántame!”.
La vida con Jesús es entregarse a Él hasta el mismo final. Entregarse a Él hasta el mismo final independientemente de lo que queremos, porque Él gobierna nuestra vida, Él la dirige y Él nos guía por ella. La vida en Jesucristo es entregarle el 100% de la vida, todas las dimensiones de esta vida: entregarle la familia, los negocios, el trabajo, el disfrute… darse a Él por entero.
La vida en Jesucristo es también para mí un compartirme con los demás, darme al prójimo: servir en el trabajo, servir en la familia, servir en la comunidad y servir a todas las personas que Jesús pone en mi camino.
Testimonio de Paulina
¡Hola! Me llamo Paulina y desde hace más de dos años soy uno de los miembros de la Comunidad y Escuela de la Nueva Evangelización “Sursum Corda” de Cracovia. Me gustaría presentaros mi testimonio, la historia de mi caminar con Dios. En verdad todo comenzó cuando mis padres me llevaron a la iglesia y recibí el sacramento del bautismo, ahí me uní a este gran plan de Salvación de Dios. Pero antes de empezar a conocer a Dios consciente y auténticamente, pasó un poco de tiempo. No digo que sea tiempo perdido, porque era necesario para preparar mi corazón, para que pudiera acoger la semilla de la palabra de Dios y vivir con esa palabra y, gracias a esa palabra, llevar fruto abundante. El punto de inflexión fue cuando comencé conscientemente a ir con el Señor y le conocí; fue en los retiros de ocho semanas, en el llamado Seminario de Renovación de la Fe, en los cuales participé durante el tercer año de los estudios y, allí, el Señor se me apareció como Alguien vivo y actuante, Alguien que es Persona, a pesar de que no se le ve, Alguien que es cercano, Alguien al que se puede acudir para cualquier asunto, aunque sea insignificante. Allí escuché también las palabras que me decía: “Escucha atentamente mis palabras”. No supe hasta el final cómo interpretarlo, pero intentaba participar en la Eucaristía y leer Su palabra.
Otro momento, en el que le escuchaba y contestaba a esa palabra que escuchaba, fue un momento en que me sentía muy bien, tenía paz en el corazón, alegría, y seguía lo que el Espíritu Santo me decía en ese momento. Gracias a esto, entre otras cosas, estoy en la comunidad, porque Él me trajo hasta aquí, y en este lugar puedo escuchar mejor sus palabras, escuchar atentamente sus palabras, alabado sea Dios por eso; y gracias también a aquellos que se abrieron y gracias a los que fundaron la comunidad y la mantienen.
El segundo lugar en el que puedo oírlo muy atentamente y en una actitud más pura es durante la Eucaristía, donde puedo escucharle en Su palabra, acoger lo que Él me da cuando escucho las palabras “La paz esté contigo”, donde puedo adorarlo y conocerlo por mediación de los ángeles y, sobre todo, cuando al final de la Eucaristía Él me dice: “ve y haz tu lo mismo. Ve y sé mi testigo. Conviértete en una persona por la cual otros vean que Me conoces, que te encuentras conmigo”. Cuando me dice: “Ve y no te lo guardes para ti”. Estos dos lugares, la comunidad y la Eucaristía, son un espacio en el que puedo escucharle atentamente, alabado sea Dios de que un día se me hizo presente de un modo tan real, tan de verdad.
Testimonio de Sandra
La comunidad „Sursum Corda” realiza, entre otras cosas, el Curso “Nueva Vida”, en el cual estuve hace dos años. Si alguien antes de este curso me hubiera preguntado si pertenecería a la comunidad, le hubiera contestado que a la iglesia iría cada semana, pero que la comunidad y la evangelización no eran para mí. Antes también iba a la iglesia, rezaba, pero era más mecánico, no era una fe viva. Por su parte, este curso dio un giro a mi vida de 180 grados. Fui a este curso en un momento en el que necesitaba ayuda, aunque no sabía exactamente cuál, y experimenté un amor increíble. Después de tres días, salí del curso como una persona completamente nueva. Durante el curso apareció ante mis ojos, como diapositivas, toda mi vida con las personas a las cuales tenía que perdonar. De algunas ni siquiera me acordaba. Al final, cuando perdoné, apareció como una hoja en blanco y ahora sé que se trata de la promesa de Dios, que Dios escribe un guion en mi vida según su plan. Este proceso todavía dura, pues recientemente me encontré con mi profesora, exactamente 21 años después de nuestro último encuentro, a la cual tenía rencor, pero la perdoné durante “Nueva Vida”. No me esperaba, sin embargo, que fuera a confrontarme con ella en la realidad. Me encontré con ella en la misa de mi parroquia, y esta profesora vivía a 150 kilómetros de mí. Resultó que recientemente se había mudado y ahora vive a unos 5 minutos de mi casa. Al final de nuestra conversación, dijo que esperaba que no tuviera un mal recuerdo los viejos tiempos, y la perdoné. Fue para mí realmente liberador. Dios me mostró que este proceso de sanación todavía dura.
Además, en el curso “Nueva Vida” Dios curó mi rodilla. Después de 9 años enferma, pude de nuevo arrodillarme; no hay ninguna hemorragia interna, externa, la rótula no se cae. Continuamente experimento frutos de este curso, se dan todavía, no tienen limite en el tiempo.
Un trabajo increíble lo realiza el equipo que dirige el curso: dedican su tiempo a ayudar a otros a percibir a Dios. Durante este curso, vi un equipo de gente que estaba lleno de libertad, felicidad, paz y amor los unos por los otros y por los participantes. Pensaba de dónde sacarían todo eso, y ¡que yo también lo quería! Ahora sé que es la gracia de Dios y el fruto de responder a la llamada de Jesús a evangelizar. Tras todos estos acontecimientos, yo misma estoy en la Comunidad, también en el equipo del curso, porque sé lo importante que es evangelizar, anunciar la Buena Noticia de que Jesús resucitó, y el amor a los demás.
Autores: Izabela Nowaczek-Grzywa,
Krzysztof Duda, Paulina Pytel, Sandra Marciniak
Traductor: Carlos A. Diego Gutiérrez CSsR
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